martes, 1 de junio de 2010

LOS MUERTOS QUE NO CONOCI


¿Quién está dispuesto a asegurarme, más allá de toda duda, la existencia de toda esa gente que no nombra la historia? Me dicen, un poco poéticamente, que hace tres mil años vivió un escultor que murió a mi edad, y del que no queda una sola escultura que haya sobrevivido hasta hoy. Me dicen también que hubo un bebé, o quizá miles de bebés, que murieron de deshidratación durante el cruce de algún desierto cuyo nombre se inventó siglos después. Dicen que una mujer vivió toda su vida sola, en una cabaña al norte de alguna parte y al sur de otra, una mujer cuyos huesos nadie va a encontrar, y menos aun, a buscar. Dicen que se dijeron cosas que no sobreviven siquiera como el recuerdo de un recuerdo. Dicen que hubo sufrimientos que hoy no canta ninguna canción, ni revive ningún relato, ni celebra ninguna mitología. El cáncer de mi abuela, por ejemplo. Nadie lo canta. Este texto apenas lo toca. Nadie lo recordará una vez que yo me haya ido. Sé que existieron los muertos que conozco, que se dijeron las palabras que alguna vez escuché. Pero, ¿quién está dispuesto a asegurarme, más allá de toda duda, la existencia de todos los muertos que no recuerda ni la historia? 

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